miércoles, septiembre 12, 2018

Y cómo lastiman los celos

¿Ustedes saben, así sea por pura curiosidad, lo que se siente tener un ataque de celos?

Así como lo escuchan: CELOS. A mis 33 años de edad vengo a descubrir de que se trata esto.

Y no, no es nada bonito.

Y bueno, yo que soy la mata de la diplomacia no estallé, de hecho, reprimí concientemente cualquier comentario que pudiera salir de mi boca, porque en serio, ha sido una de las cosas más espantosas que me ha sucedido en la vida entera, pero yo jamás pierdo el glamour, aunque mi cara me delata a kilometros.

Este es el punto en el que dudo, si en verdad es la primera vez que alguien me importa lo suficiente como para reaccionar asi o si con el paso de los años me he vuelto mas débil o más sensible con respecto a la confianza que deposito en los otros.

A todo esto, recordé a Les Luthiers y su bolero de Los Celos y el Poema "y cómo lastiman los celos" perteneciente al libro de Luis Carlos Alvarez, titulado "Atardecer de un Ocaso Crepuscular". Épico. Y mas o menos así de tonta me ví con esa cara de tabla tratando de descifrar la reaccion que debia desencadenar.

Sin duda alguna me estan pasando muchas cosas únicas, y al parecer vienen todas: buenas, excelentes y turras.

viernes, septiembre 07, 2018

Sin miedo a la prepotencia.

Tal vez suene demasiado drástico. Pero es exactamente lo que siento en este preciso instante.

Llevo muchos meses intentando convencerme de que el camino sacrificado es el mas rentable, que con mi esfuerzo doble lograré grandes cosas, que el mejor método de autorealización es la persistencia y no darle cabida a bajar los brazos.

Y no.

Necesito en este momento bajar los brazos. Tal vez no tanto por la paz mundial como por mi paz propia. Estoy saturada en niveles nunca antes vistos y lo más curioso del asunto es que es solo en el ámbito laboral, porque en todos los demás aspectos las cosas fluyen.

Hace aproximadamente un año, mi trabajo era mi zona segura, siempre ha sido el eje de mi vida, pero en ese momento, con una determinación que no estoy segura de donde salió, decidí que lo iba a dar todo, porque la manera de ganar en algo siempre es arriesgando. Y lo que pasó es que en 12 meses manteniendo el mismo ritmo de vida, lo único que he logrado es fundir todos mis circuitos. Y no doy tantos pasos para adelante como quisiera... aunque debo reconocer que ha sido una época de gran aprendizaje.

En la otra cara, le tengo que agradecer al universo porque tengo la posibilidad de hacer cosas maravillosas como estar sentada en una terraza, en frente de un lago, escuchando el canto de los pajaritos (y bueno alguno que otro ruido de construccion), escribiendo, sin prisa, sin que me agobien los pendientes, esos que por mas que intento eliminar de mi diario vivir se niegan a salir.

Le tengo que agradecer porque me trajo exactamente lo que le había pedido. Toda la bondad, el amor, la paciencia y hasta la buena predisposicion de emprender un camino nuevo. Y yo no podría estar mas feliz. Mi vida en este momento rebosa amor, de todos los que me rodean y esa sensacion de gratitud con la que me levanto cada mañana, supera gigantescamente el malestar de las expectativas que no he cumplido.

Así que en este momento decido dar un paso atrás. Necesito recargarme y guardar energía suficiente para mi próxima aventura, y lo más bonito de todo es que esta vez, no tendré que hacerlo sola.