miércoles, febrero 15, 2012

¿Han escuchado la historia de Nielse Carlson, el enano?

Mesa para uno por favor.

¿Que si vengo sola?. No. No vengo sola. Simplemente no vengo acompañada esta vez.

Sí, estoy lista para ordenar: Traigame un café, sin crema. Azúcar morena... 2 cucharadas por favor. Y uno de esos pastelitos de espinaca que vi en el mostrador en mi paso hacia la mesa. Nada mas muchas gracias.

Durante mi espera comienzo a imaginarme situaciones diversas. De esas que te hacen reir porque no tienen ni pies ni cabeza, de esas otras gracies que te obligan a "tocar madera" y cambiar de pensamiento antes de que se vuelvan realidad.

Vuelve la señorita con mi orden. "Gracias muy amable".

Mientras bebo el café me imagino que, en algun universo paralelo, soy un caballero de alguna corte inglesa. Despues recuerdo que las realezas estan llenas de reptiles, asi que decido seguir siendo yo: la bien coronada.

Para ser bien coronada, me ha tocado una vida bastante proletaria. Eso sí, de todas salgo triunfante como reina y con la cabeza bien en alto aunque el vestido se me haya metido en el lodo.

Y hablando de lodo. Ahora pienso en cambio, en los baños de San Vicente, que dicen ser muy terapéuticos/curativos/medicinales. Llámense como mejor les convenga. Sigue asqueandome el hecho de que sea lodo.

Sin darme cuenta he llegado hasta la mitad de la tarta. El café se comienza a enfriar, ya dejo de humear.

¿Alguna vez leyeron el cuento de Nielse Carlson, el enano? Si no lo han hecho, no deberían perder mas tiempo.
Cuando era pequeña solía pasar horas sumergida en la lectura, y me imaginaba a mi misma siendo un enano del tamaño de un pulgar, bañándome en un plato de mermelada. (Lleno de agua caliente por supuesto, no de mermelada).

Ya no tengo el libro pero, me quedará de tarea "googlearlo", con suerte existe el cuento en algún .pdf compartido en el mundo virtual.

Que corto el tiempo y cuán infinitas las cosas en las que se puede pensar. Se ha terminado el café, se ha terminado el pastelito.
Con suerte volveré a hacer otra pausa de la vida-llena-de-responsabilidades y vendré directamente a este mismo lugar. Me sentaré en la misma mesa y haré el mismo pedido. Pero vendré con historias nuevass en la mente. Historias de las que ni ustedes ni yo, hemos escuchado aún.

Historias(tal vez) mejores que las de Nielse Carlson, el enano.