jueves, febrero 09, 2017

De bailar a volar

Estos han sido días absurdamente complicados.

Mis emociones se enrollaron y se desenrollaron por ahí mismo (en forma de gastritis), y tuve que poner un limite emergente a una situación que se me estaba saliendo de las manos y del corazón.

Llegué entonces, mal dormida, deshidratada y adolorida a la clase de biodanza de los miércoles, sin otra expectativa mas allá de "esto me va a hacer sentir mejor". Fue un día de esos en que uno se obliga a ir y bueno, no me equivoque, me hizo muy bien.

En el relato de vivencia una compañera hablaba sobre como le había costado dar el primer paso para retomar algo que había dejado hace mucho tiempo. Y no saben como me sentí identificada (cada día de mi vida ha sido así) y en serio, cuando uno logra romper esa barrera del miedo/comodidad/excusas es que cosas increíbles pasan.

Luego hicimos un ejercicio en el que había que volar, la ocasión anterior me sentí ligerita, como brisa. Esta vez me sentí huracán (wow hasta yo estoy sorprendida). Y es que hay algo en mi interior que se esta cocinando lentito pero con una potencia inimaginable.

Y los ojos de Dani. Sus ojos son como un mar en calma, me encantan los encuentros con ella y sus ojos dulces, de los mas dulces que he visto.

Ahora. Dentro de toda esta maravillosa ocasión, debo recalcar la experiencia mas surrealista que he tenido hasta ahora, intentando hacer Danza Sufí. Girar en torno al propio eje y enfocarse en uno mismo y lo que recibes del universo (por decirlo de algún modo) como se conecta todo esto a tu corazón y como se lo entregas tu a los demás. Y me quede pensando... si soy capaz de recibir todo lo que quiero (eso suena muy bien) también debo ser capaz de discernir que es bueno y que no... verdad? o sea, poniéndolo en palabras vulgares, no porque sea gratis es bueno. Mas o menos es así. Porque lo que yo reciba va a ser mi responsabilidad, pasará a través mio, y desde ahí saldrá transformado hacia los demás.  Mientras uno gira sobre su eje varía la realidad, como se percibe, es realmente de locos.

Salí entonces revivida de aquella clase, y me agradecí a mi misma por haberme llevado en contra de mi voluntad, a veces me hace bien hacerle caso a las corazonadas.